En este libro se quiere dejar ver cómo conociendo el buen funcionamiento de los distintos factores integradores de la convivencia, ésta se puede mejorar sustancialmente.

Actualmente en muchos lugares, existe una necesidad de aprender "cómo convivir en armonía" con las personas que nos rodean. Cada día somos más seres humanos; por lo tanto, tener una "buena educación", ayuda a que reine la paz entre todos. Comportandonos correctamente de acuerdo con las circunstancias que se nos presenten, vamos a lograr triunfar socialmente. El libro tradicional de estudio en Venezuela, sobre este tema, es el Manual de urbanidad y buenas maneras de Carreño, el cual nos ilustra cómo comportarnos en las diversas situaciones, que se podrían presentar en sociedad. Fue escrito en el año 1853, por el venezolano Manuel Antonio Carreño. Por cierto, además de Venezuela, otros países como España y algunos iberoamericanos también consideran, al libro de Carreño, un gran manual de educación. En estos tiempos, hay una tendencia a la búsqueda de información simplificada. Por esta razón, traté de escribirlo de una manera fácil de leer, con el deseo de que pueda ser comprendido a cualquier edad (después de los 10 años en adelante). Y lo más importante es, que recordemos las ideas al finalizar su lectura. No importa si usted tiene recursos económicos o no. Este libro está enfocado más hacia la convivencia que, hacia el protocolo y la etiqueta. Cuando lo escribí, no me enfoqué en la monarquía europea. Pensé en las personas de cualquier edad y nivel social, que quieren saber más como comportarse en distintas circunstancias y así lograr una mejor coexistencia. En esta era, nuestro mundo es la "tele", los aparatos de música, el Internet, el celular y las redes sociales; por lo tanto, a veces, no sabemos cómo relacionarnos adecuadamente con la familia, amigos y compañeros de clase o trabajo... sobre todo, con nuestra pareja. ¿Por qué es recomendable saber sobre modales, buenas maneras y temas parecidos? Porque nos ayudarán a triunfar en el mundo social. Vemos como los nexos interpersonales, se acaban muy rápido. Y estoy convencida de que si la gran mayoría de nosotros, aplicáramos la buena educación, en nuestro diario vivir, las relaciones humanas serían más fáciles y duraderas. ¿Por qué? Porque es como un buen juego de ping-pong (tenis de mesa). Si yo le mando una pelota y usted sabe que hacer con ella, la devuelve y continua el juego. Si no sabe que hacer, empiezan las complicaciones. Vamos a enfocar este libro, como un bonito juego, donde cada participante, va a poder regresar "la pelota" de una forma graciosa y elegante. Debemos saber comportarnos, adecuadamente, en nuestra casa, el colegio, trabajo, medios de transporte y otras situaciones. Tengamos siempre presente que, el lugar más importante de todos es el hogar, donde los miembros de la familia: adultos, empleados domésticos (si los hay), y en especial, los niños; aprenden y practican las reglas básicas, de este divertido entretenimiento, como son las relaciones interpersonales.

¿Por qué nos resulta tan difícil convivir, si somos seres sociales? Las naciones se enfrentan, las parejas se rompen, los vecinos no se hablan, la agresividad se dispara. A los seres humanos no nos resultan fáciles ni siquiera las cosas que nos son imprescindibles. Por eso hay que aprender a convivir, es decir, a aumentar las alegrías y disminuir las asperezas de la vida en común. Queremos que nuestros niños adquieran los recursos necesarios para que no fracasen en tan arriesgada empresa. Pero ¿quién puede enseñar a convivir sin caer en una presunción ridícula? El comportamiento de los adultos demuestra que lo hacemos muy mal. Hay demasiados conflictos, violencia, fracasos afectivos, falta de compasión y malentendidos en nuestras vidas como para sentar cátedra de sabios. Unos adultos desconcertados tienen que enseñar a vivir a unos niños, y tal vez aquí radique el problema. "El Roto", un filósofo gráfico, presenta en una de sus viñetas a dos jóvenes, uno de los cuales dice: "Nuestros padres no nos entienden porque pertenecen a otra degradación". También los adultos tendríamos que aprender a convivir, porque somos fuente incensante de conflictos. Por esta razón, el presente libro tiene una estructura peculiar. Trata de la educación de los niños, pero también de los problemas, éxitos o fracasos de sus padres o docentes. Vamos a dirigirnos a la infancia desde nuestra situación de adultos, cosa , por otra parte, inevitable. Si queremos educarles para que tengan éxito en su vida de pareja, familiar, laboral o política, deberemos saber qué es lo que nos pasa a los adultos en tales circunstancias, en qué hemos acertado, en qué nos hemos equivocado y hacia dónde nos gustaría ir. El libro estudia los tres principales niveles de convivencia: Convivencia con uno mismo. Convivencia con los cercanos (pareja, familia, amigos, compañeros de trabajo). Convivencia con el resto de los ciudadanos, la convivencia política. El autor cree que la pedagogía infantil es sólo parte de una "pedagogía general para los humanos", que son mayoritariamente adultos. Por eso, antes de educar, conviene que nos pongamos en buena forma.

1a. ed.