La 4e de couv. indique : "La reforma constitucional del 10 de junio del 2011 revolucionó de forma inusitada la interpretación del derecho y consignó principios generales que transformaron su aplicación, en especial con respecto del derecho laboral, como es el caso del principio pro personae, el cual ordena que ante la duda deberá resolverse en beneficio de las personas físicas, enalteciendo de tal manera los derechos humanos del trabajador. Este cambio drástico en el ámbito jurídico convulsionó los conflictos laborales al aplicar el principio ya mencionado y el de progresividad, y provocó otras cuatro reformas constitucionales. Los laboristas han enfrentado este reto y prueba de ello es esta obra colectiva en la cual ocho especialistas analizan el derecho laboral en torno a los derechos humanos, en lo general y en lo particular, contribuyendo así con una serie de reflexiones que sin duda son de gran utilidad para el conocimiento de este tema, al ofrecer información de provecho y al suscitar ideas que abonarán al planteamiento de los desafíos presentes y futuros."

El presente trabajo aborda uno de los temas de mayor actualidad, como es la influencia recíproca de los derechos fundamentales del trabajador-ciudadano y de los deberes que impone el contrato de trabajo al ciudadano-trabajador. Son los llamados derechos inespecíficos del trabajador, como la libertad de expresión, la intimidad, el honor, etc. que tienen plena vigencia en el seno de la empresa, pero que, a su vez, están traspasados por los derechos y deberes que dimanan del contrato de trabajo. En esta obra, el autor, analiza la teoría general de los derechos que dimanan de la Constitución y los deberes que proceden del contrato de trabajo, para examinar con un análisis concreto los supuestos –tan relevantes en la vida laboral– del derecho a la intimidad de los trabajadores, en conexión con el derecho a un trato digno, y el «mobbing» o acoso moral. Se analiza asimismo la vigencia de los derechos fundamentales del empresario en el seno del contrato de trabajo. Su lectura –por la acertada combinación de saber teórico y práctico del autor– es muy recomendable para abogados, directores de recursos humanos y expertos, en general, en relaciones laborales.

La envergadura de sus palabras trasciende el tiempo en el que fueron escritas y aún plena vigencia. Algunas citas bastan para ilustrar al lector. La primera de ellas, contenidos en un ensayo de mediados de 1984 intitulado El derecho al trabajo en el Derecho al Trabajo, nos señala lo siguiente «Después de haberse considerado como una conquista definitiva la regla según la cual el salario debe pagarse exclusivamente en dinero, la fuerza de las circunstancias y la presión de los hechos impulsa a los trabajadores a aspirar y reclamar el que se le asegure en especie bienes tan fundamentales como la alimentación, la vivienda y la comida, dada la circunstancia de que la adquisición y aseguramiento de estos bienes a través del salario en dinero se van haciendo, a veces insensiblemente y a veces en forma súbita y precipitada, mucho más gravosos y mucho más difíciles de adquirir»(cursivas de quien suscribe). Treinta y dos años después cabe preguntarnos: ¿no es esto lo que ocurre hoy en nuestro país?