DIOS EL ESPÍRITU SANTO vs. LA NATURALEZA DEL PECADO es un conflicto interior incesante. Cada cristiano por su propia volición determina quien controla su vida en cualquier momento. La naturaleza del pecado es inherente al nacer. Mientras vivamos nosotros retenemos este distorsionador genético de nuestras vidas, con el resultado que nosotros no podemos cumplir con el plan de Dios. Sin embargo, el maravilloso plan de Dios puede ser cumplido. Solo el invisible ministerio de Dios el Espíritu Santo puede ejecutar la manera cristiana de vivir. Este libro cuenta la dramática historia de Elías en 1 Reyes 19. Después de una poderosa victoria espiritual, él huye aterrorizado por una amenaza vana contra su vida. El héroe espiritual se vuelve totalmente inefectivo. Este profeta del Antiguo Testamento ilustra claramente un principio que aplica a cada creyente del Nuevo Testamento. Hay una gran diferencia entre vivir bajo el control de la naturaleza del pecado y llevar una vida de dinámica espiritual bajo el control del Espíritu Santo.

God the Holy Spirit vs. The Sin Nature is a ceaseless inner conflict. Each Christian by his own volition determines who controls his life at any given moment. The sin nature is inherent at birth. As long as we live we retain this genetic distorter of our lives, with the result that we cannot fulfill the plan of God. Yet God’s marvelous plan can be fulfilled. Only the invisible ministry of God the Holy Spirit can execute the Christian way of life. This book tells the dramatic story of Elijah in 1 Kings 19. After a powerful spiritual victory, he flees in terror because of an empty threat against his life. The spiritual hero becomes totally ineffective. This Old Testament prophet vividly illustrates a principle that applies to every New Testament believer. There is a vast difference between living under the control of the sin nature and leading a life of spiritual dynamics under the control of the Holy Spirit.

Antes del comienzo de la historia humana, Satanás y sus ángeles instigaron un conflicto en el ámbito espiritual que continúa hasta este mismo momento. El drama se enfurece a través de las páginas de la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis. La humanidad fue creada para resolver este antiguo conflicto, pero Satanás y las hordas de demonios no vistos que él comanda no sufrirán derrota sin una lucha intensa. Una táctica que Satanás emplea son las variadas facetas de actividad de demonios. El demonismo ciega a los no creyentes al Evangelio, distrae a los creyentes de la vida espiritual y amenaza a la nación con el juicio divino. Aquellos que son ignorantes o están confundidos acerca de las estrategias sutiles de Satanás llegan a ser una presa fácil. La Biblia advierte de forma enfática a los creyentes contra cortejar o confratenizar con cualquier forma de demonismo. Surgen preguntas críticas una y otra vez: ¿Cómo llegan a enredarse las personas en el demonismo? ¿Qué es la influencia de demonios? ¿Quién puede ser poseído por demonios? ¿Es válido el exorcismo? ¿Cómo puede protegerse el creyente a sí mismo de lo demoníaco? Sólo la Biblia puede responder estas preguntas y eliminar la confusión.

El propósito de esta colección de artículos es presionar nuestros corazones para que consideren honestamente ante el cielo lo terrible del pecado y la única esperanza para su perdón: Jesucristo. Por ello, Arthur W. Pink comienza con una breve definición bíblica del pecado, seguida de la excelente exposición de William S. Plumer sobre el pecado como un mal infinito. Pink nos ofrece un segundo artículo, explicando que no hay nada tan vil como el pecado, tal como describe su naturaleza. El puritano Thomas Watson nos enseña, a partir de vívidas descripciones bíblicas, que el pecado es algo atroz, digno de la justa maldición de Dios; mientras que otro puritano, Ralph Venning, se esfuerza por mostrarnos que el corazón de la pecaminosidad del pecado es su implacable oposición a Dios; de hecho, Venning dice que, si pudiera, el pecado "desharía a Dios". Un tercer puritano, Samuel Bolton, compara los males naturales -desastres naturales como plagas, huracanes y terremotos- con el mal moral -el pecado- para enseñarnos que el pecado es el mayor mal conocido por el hombre. A continuación, Watson aborda la cuestión vital de los grados de pecado, ya que muchos, tanto en su época como en la nuestra, se engañan pensando que Dios no considera que un pecado sea mayor que otro. Además, muchos de nosotros tenemos una visión débil del pecado, por lo que Edward Payson nos ayuda a ver que nuestros pecados son infinitos, innumerables y monstruosos; afortunadamente, nos señala a Jesucristo y su obra redentora en la cruz como el único remedio para la plaga de nuestros corazones. De nuevo, señalándonos a Cristo, J. C. Ryle explica con gran claridad nuestra necesidad de arrepentimiento del pecado y de fe en el Señor Jesucristo. Charles Spurgeon muestra las profundidades desconocidas del pecado humano y revela convincentemente que realmente no sabemos lo que hacemos cuando pecamos contra Dios. La última palabra es de Octavius Winslow, quien nos muestra que el único lugar donde podemos ver nuestros pecados en toda su depravada maldad es la cruz de Jesucristo: desde esa extraordinaria luz, veremos nuestros pecados como realmente son. Artículos: ¿Qué es el pecado? - Arthur W. Pink (1886-1952) - ¿Las Escrituras definen el pecado? Si es así, ¿qué es y cómo podemos identificarlo? El pecado: un mal infinito - William S. Plumer (1802-1880) - Su visión del pecado afecta la doctrina de Dios, Cristo, el Espíritu, la Ley de Dios, el evangelio y toda la verdad necesaria. ¿Eres consciente de esto y de que la maldad del pecado es infinita? Nada tan vil como el pecado - Arthur W. Pink (1886-1952) - una introducción clara y bíblica a la naturaleza mala, fea y repugnante del pecado. A Heinous, Execrable Thing - Thomas Watson (1620-1686) - ¿Cómo describe la Santa Palabra de Dios el pecado y su maldad contaminante? ¿Tomamos en serio las descripciones de la Biblia? El pecado es contrario a Dios - Ralph Venning (1622-1674) - La excesiva pecaminosidad del pecado consiste principalmente en su inmutable, implacable y universal oposición a Dios. El pecado: el mayor mal - Samuel Bolton (1606-1654) - Existe una diferencia significativa entre el mal natural -plagas, terremotos, huracanes, etc.- y el mal moral -el pecado-; es mejor soportar todos los males naturales que pecar jamás. Grados de pecado - Thomas Watson (1620-1686) - ¿Ve el santo Dios del cielo y de la tierra todos los pecados de la misma manera? ¿Son algunos pecados mayores que otros? Innumerables y monstruosos pecados - Edward Payson (1783-1827) - La mayoría de nosotros tenemos una visión desalentadora de nuestro pecado: la frecuencia con la que pecamos y lo horrible que es cada uno de ellos; esta exposición ofrece una visión clara de la realidad vital de nuestra culpa. Arrepentimiento, fe y pecado - John C. Ryle (1816-1900) - Dios ha revelado claramente en su Palabra inspirada por Dios cómo debemos responder al conocimiento de nuestro pecado. Profundidades desconocidas del pecado humano - Charles H. Spurgeon (1834-1892) - Las personas que torturaron y crucificaron a Jesucristo no comprendieron las profundidades ni el horror de su crimen; tampoco lo hacemos nosotros cuando pecamos. Nuestros pecados vistos en la cruz - Octavius Winslow (1808-1878) - Tenemos una visión vaga y subestimada de las profundidades de la depravación y la degradación de nuestros propios pecados; pero una visión de la cruz de Cristo nos llevará a verlos como lo hace Dios.

La Integridad de Dios asegura a la humanidad que la absoluta confianza en un Dios perfecto está bien fundamentada. La inflexible fortaleza de la esencia de Dios está detrás de todo lo que él hace o patrocina. Todos los atributos de su esencia forman un consistente e indivisible total —la totalidad de su persona— y cada atributo trabaja en conjunto en completa armonía para el bien supremo del creyente. Dios siempre ha gozado de integridad como parte de su esencia eterna, infinita y perfecta. La integridad de Dios está compuesta de dos atributos divinos —perfecta rectitud y absoluta justicia. La integridad divina se coordina con el amor divino; juntos forman un sistema perfecto e inviolable a través del cual Dios trata con la raza humana en gracia. La gracia es la expresión del amor y la integridad de Dios y la inflexible política de su justicia. La integridad divina asegura que el Dios de amor y gracia no sea ni sentimental, ni parcial, ni indeciso hacia ninguna persona. La Integridad de Dios define la integridad de Dios y cómo opera a favor de todos los cristianos, desde el momento de su salvación a la vida espiritual y a sus recompensas en el cielo. Comprendiendo esta doctrina bíblica aclara el propósito de nuestras vidas y explica nuestra magnífica relación con el Dios de rectitud y justicia.

LA VERDAD ACERCA DE LA NATURALEZA PECAMINOSA es acerca de su origen como cuerpo de carne, creado del polvo de la tierra, y dado al ser humano por Dios, como medio para involucrarse, interactuar y experimentar el BUEN mundo que Dios había creado