"La tragedia del pueblo de Dios ha sido siempre el estar a merced de pastores no llamados ni cualificados para el ministerio", expresó en un entonces el reconocido comentarista bíblico, Matthew Henry. Lamentablemente, esto se ha incrementado con el relativismo y la nueva tolerancia que ha penetrado en la Iglesia, al no predicarse acerca del pecado, la salvación, ni de la condenación final. De aquí la importancia de esta obra, resultado de la inquietud del Dr. Henry Álvarez, al proceder cuando un pastor amigo le preguntó si había escrito algo que ayudase a los ministros de esta época. No se conformó con escribir algo, sino en escribir un libro de nutrido contenido que abarca diferentes temas de envergadura que motivan, alientan y guían al pastor, enmarcados en apasionada redacción que da tributo a Dios. Material que abre el entendimiento, para que los convocados a ejercer este importante ministerio comprendan el porqué y para qué de su misión, de su llamado para ejercerlo eficazmente y con lealtad. Para que en la hora crucial puedan con sumisión mirar a Cristo a los ojos y decirle sin titubeo: Te doy cuenta de lo que hice en la tierra con tu Iglesia, de las ovejas que me diste, aquellas que escucharon mi voz, tu voz, y la reconocieron. Vendé a la patirrota, cargué en mis hombros a la herida hasta que pudo comer sola, calenté a la desvalida que tenía frío, busqué hasta encontrar la perdida, cumplí mi acción pastoral en pleno siglo XXI. Invito también a leer esta obra a quienes estén interesados en los asuntos del reino, en investigar acerca del devenir histórico de la teología pastoral, pero especialmente a todos aquellos que quieran, en su aplicación práctica, cumplir con las múltiples actividades que su rol les exige. Pues en estas páginas encontrarán lo pertinente al ejercicio directo de sus deberes, pautas de trabajo ministerial y el importantísimo cuidado al necesitado, oficio tan requerido en estos tiempos. Como dice el autor, porque "un buen ministro, ejerciendo su función de cuidado pastoral, no ignorará las necesidades básicas del cuerpo, ni de ninguna otra parte del ser". Para que en preparación oportuna se avíen de recursos que les capaciten, enfocados en atender las indicaciones del Espíritu Santo y en ausencia terrenal ser recordados porque dieron a conocer la Palabra de Dios y cuidaron con celo su conducta para que fuese imitada su fe.Dr. Dalila Villasmil, PhD.

Teología Pastoral Y Practica del Ministerio. Praxis Ministerial. La Acción Pastoral en la Iglesia “La tragedia del pueblo de Dios ha sido siempre el estar a merced de pastores no llamados ni cualificados para el ministerio”, expresó años atrás el reconocido comentarista bíblico, Matthew Henry. Lamentablemente, tragedia que se ha incrementado con el relativismo y la nueva tolerancia que ha penetrado en la Iglesia, con showmen asalariados que rindiendo culto al ego y con afán de captar seguidores, ingenian conferencias sazonadas de entretenimiento para que la gente pase un buen rato y no salga despavorida, al no predicar del pecado, la salvación, ni de la condenación final. Antítesis de Pablo, quien reconoció con humildad: “Hablamos porque Dios nos aprobó y nos confió el evangelio. No buscamos agradar a los hombres, sino a Dios, quien examina nuestro corazón”. Es la obra del Espíritu Santo convertida en empresa humana que aplica estrategias de mercadotecnia para vender un seudoevangelio y colocar un producto, Jesús. Quien desde la diestra del Padre, revive la dolorosa experiencia de ver las multitudes y tener compasión de ellas porque están desamparadas y dispersas, como ovejas sin pastor. Excelso Pastor que no se quedaba circunscrito en sinagogas, sino que recorría los poblados predicando, enseñando a la muchedumbre y cual precursor de la teología pastoral, sanando, codeándose con la gente pobre e insignificante, pero repleta de necesidad. Haciendo prodigios y milagros con corazón compasivo, dándole de comer al multiplicar panes y peces y saciándole, a la vez, el hambre espiritual. De aquí la importancia de esta obra, resultado de la inquietud del apóstol Henry Álvarez, al proceder cuando un pastor amigo le preguntó si había escrito algo que ayudase a los ministros de esta época. No se conformó con escribir algo, sino en escribir un libro de nutrido contenido que abarca diferentes temas de envergadura que motivan, alientan, guían al pastor, enmarcado en apasionada redacción que da tributo a Dios. Material que abre el entendimiento, para que los convocados a ejercer este importante ministerio comprendan el porqué y para qué de su misión, de su llamado para ejercerlo eficazmente y con lealtad. Para que en la hora crucial puedan con sumisión mirar a Cristo a los ojos y decirle sin titubeo: Te doy cuenta de lo que hice en la tierra con tu Iglesia, de las ovejas que me diste, aquellas que escucharon mi voz, tu voz, y la reconocieron. Vendé a la patirrota, cargué en mis hombros a la herida hasta que pudo comer sola, calenté a la desvalida que tenía frío, busqué hasta encontrar a la perdida, cumplí mi acción pastoral en pleno siglo XXI. Invito a leer esta obra a quienes estén interesados en los asuntos del reino, en investigar acerca del devenir histórico de la teología pastoral, pero especialmente a todos aquellos que quieran, en aplicación de la teología práctica, cumplir con las múltiples actividades que su rol les exige. Pues en estas páginas encontrarán lo pertinente al ejercicio directo de sus deberes, pautas de trabajo ministerial y el importantísimo cuidado al necesitado, oficio tan requerido en estos tiempos. Como dice el autor, porque “un buen ministro, ejerciendo su función de cuidado pastoral, no ignorará las necesidades básicas del cuerpo, ni de ninguna otra parte del ser”. Para que en preparación oportuna se avíen de recursos que les capaciten, enfocados en atender las indicaciones del Espíritu Santo y en ausencia terrenal ser recordados porque dieron a conocer la Palabra de Dios y cuidaron con celo su conducta para que fuese imitada su fe.Dalila Villasmil. Periodista, correctora de estilo y profesora universitaria. Secretaria de Aglow International en Venezuela.